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Criticism as found footage

Updated: Jan 4, 2021

[AFTER THE CINEMATECA CHAIR / AUDIOVISUAL CRITICAL WRITINGS]


By: Santiago Rodríguez Cárdenas.


Podríamos decir que la existencia de la crítica supone la existencia de una obra, no podría existir el ejercicio de escritura sin que lo precediese una película. Esto, ha hecho que entendamos la crítica como un ejercicio netamente teórico que responde al ejercicio práctico de hacer cine.


Sin embargo, pensar la crítica cinematográfica como un ejercicio creativo, como me gusta pensarlo a mí, supone la posibilidad de entender y posicionar la crítica, también, dentro del campo del hacer, lo que nos permite empezar a borrar la línea que separa lo teórico de lo práctico. Hacer esta línea difusa, hace que podamos entender el ejercicio critico como la oportunidad, no de realizar un acto de juicio frente a una obra, aunque inevitable, ni de desmontar la película en partes para revelar y enseñar al espectador las claves de comprensión del filme como si se tratase de la revelación de una verdad absoluta que porta un “privilegiado”, sino más bien, como la oportunidad de construir un discurso nuevo, un discurso de conocimiento que propone una reflexión que por obvias razones operará sobre la película vista, pero que sin perder su condición de ejercicio independiente, propondrá su propia visión de las imágenes que fueron presentadas en el filme.


Mother Dao, the Turtlelike (1995)


Found footage: Lo experimental y lo documental, es un artículo de Emilio Bernini publicado en el BAFICI en el libro Cine encontrado ¿Qué es y a dónde va el found footage?. Aquí, el autor arroja una serie de premisas, que al girar alrededor del metraje encontrado, haría parecer a simple vista que no guarda relación alguna con la crítica cinematográfica, y puede que no la haya. Sin embargo, algunas afirmaciones del autor me hicieron trasladar al ejercicio crítico, permitiéndome pensar una especie de comparación que me permite explicar lo que quiero decir. En el artículo, Bernini ilustra el caso de Mother Dao, the Turtlelike (1995), una película que en principio servía como propaganda colonialista y alineadora para las tribus de indonesia pero que en su encuentro con el remontaje adquiere un canto fúnebre hacia lo que el autor llama propaganda imperial donde se puede evidenciar la gloria y la miseria al mismo tiempo.


Lo mismo sucede en La sociedad del espectáculo (1973), donde una serie de imágenes preexistentes, al pasar por un proceso de montaje, manipulación y el uso de una voice over, crea una nueva narración diferente a lo que en principio, las imágenes por si solas podrían haber contado. Esta idea de crear con material preexistente, de hacer cine sin crear imágenes nuevas, demuestra la capacidad del found footage de hacer con las imágenes de otro. Aunque en principio, las películas guarden una relación innegable con las imágenes hechas por “el autor”, esta idea de “reciclar el material fílmico” supone que la imagen misma vaya más allá de sí, se re descubra y explore otros potenciales que no se habían previsto.


De lo anterior, me surgió la pregunta de si esta no era acaso una buena forma de entender y abordar la crítica cinematográfica, donde el crítico adquiere la forma de aquel que descubre el metraje, y procede a su manipulación, a su rearme basado en su propio encuentro con el fenómeno cinematográfico.


Dicho esto, y retomando la idea de la crítica como un ejercicio creativo, podríamos decir que quien escribe sobre un filme, al igual que en el found footage, es un hacedor con imágenes de otro, que da como resultado una nueva creación, aunque guarde relaciones intrínsecas con la película vista.


Pensar que las películas terminan en el momento en que empieza su distribución y exhibición con un corte final, podría ser un error si se piensa desde el lugar del ejercicio crítico, me gustaría, más bien, entender las películas como obras abiertas que se reinventan cada vez que alguien, no solo el crítico, sino el público en general tiene un encuentro con el filme.


Pese a que el cine se considere, a grandes rasgos, una experiencia colectiva, la individualidad del encuentro que resuena con las propias experiencias de cada sujeto, son las encargadas de abrir nuevos espacios de visión que incluso al autor se le pudieron escapar. Alguna vez leí en algún lugar cualquiera de internet que, una cosa es lo que quisó decir el director y otra lo que terminó diciendo. Es aquí, donde la opacidad del lenguaje toma un papel importante al momento de reflexionar acerca de las películas, las imágenes y el cine en general, al mismo tiempo que muestran, ocultan. El cine nos expone en la manera en que filmamos, nos acercamos y construimos universos, y es allí, en aquello que parece no decirse superficialmente, donde también se albergan mensajes, aunque muchas veces, no estén implícitos directamente en la imagen.


En algún momento de la cátedra, uno de los talleristas mencionó: La función de la crítica no puede permanecer bajo el yugo de los creadores de la película, es importante despersonalizar el discurso para no entrar en el ejercicio vanidoso lleno de información y datos que no tienen mayor relevancia al momento de escribir. Más bien, el ejercicio del crítico debería empezar por entenderse, no como un privilegiado, sino como un sujeto que hace parte del público y que se dispone a realizar su propio aporte en su propia experiencia para entablar un dialogo de conocimiento, lo que, como mencioné anteriormente, hace que la película nunca termine, sino que por el contrario, se desarrolle en cada encuentro como si se tratara de rollos de pietajes infinitos.


No por nada, algunas obras son retomadas años después para su reflexión, las películas son un producto social, están determinadas por un contexto histórico y aunque los filmes permanezcan intactos, digamos, en sus términos formales, los ojos que las observan en diferentes décadas se convierten en otra variable que permiten redescubrir y reinventar los filmes conforme el constructo social, ideológico, político y económico cambian. Lo que demuestra, nuevamente, que una película nunca está terminada y trasciende en la crítica avanzando en cada nuevo dialogo que se establece con ella.


Si decimos entonces, que lo que se expone en la crítica podría estar basado en el encuentro individual y subjetivo de quien se dispone a dialogar con el filme ¿Cómo podríamos “evaluar” una critica sin caer en el campo del relativismo donde todo es válido?


Es aquí, donde hablar de cine, se convierte en otro gran problema, y entraríamos en una discusión ontológica alrededor del “verdadero” ser del cine. Sin embargo, la cuestión aquí no es establecer ni discriminar lo que hace mas parte de… o menos parte de… El cine es multiplicidad, en tanto eso, la crítica es capaz de construir en su reflexión su propio objeto de pensamiento, donde, al igual que en las películas, construir un universo verosímil, capaz de ofrecer a quien lee, unos argumentos sólidos en los cuales pararse para abordar la posición y tema emprendido por el crítico, es lo que le otorgará un carácter responsable al texto presentado al público.


Pensar la crítica como found footage, es decir, como el encuentro con unas imágenes preexistentes, capaces de albergar en su opacidad, o no, universos no previstos, da la oportunidad a la crítica de redescubrir y reinventar en su intervención. Su poder no está entonces en derrocar o enaltecer una obra, sino en comentarla y cuestionarla para la creación de un debate, nuevos interrogantes, nuevas posturas, nuevos espacios de visión que permitan que la película siga y siga contando cosas nunca antes imaginadas.


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